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La Gran Vía madrileña se ha convertido en el Broadway español, sus numerosos teatros y la alta calidad de las obras que acogen hace que los amantes del teatro y, sobre todo de los musicales, acudan con asiduidad a sus salas. Una de las que más brillan y que más reconocimiento está ganando es el Teatro EDP Gran Vía, conocido antes como, Teatro de la Luz Philips o Teatro Compac. La señorial entrada, coronada por lámparas de araña, y el majestuoso patio de butacas la convierte en un espacio mágico donde todo es posible.
Actualmente este teatro tiene un aforo de 950 personas y, como ya adelantamos, pertenece al grupo Smedia, que ya tiene gestiona un gran número de salas en Madrid desde su fundación en 1997. Es una empresa en auge, al vender anualmente más de un millón cien mil entradas y tener una media de 200 espectáculos al año. La sala principal del Teatro EDP Gran Vía está dividida en dos plantas, un patio de butacas en la inferior y en la superior el anfiteatro, dividido a su vez en dos partes, una por encima de la otra.
Otro de los atractivos de este teatro es su sala off, Pequeño Teatro Gran Vía, que tiene 300 localidades, pero a pesar de su pequeño espacio la calidad de las obras es muy grande, ya que se suelen proyectar muestras más independiente de diversos formatos. Entre ellas, las favoritas suelen ser los espectáculos de humor y las obras provocativas, como El club del cable rojo u Orgasmos.
La zona de la platea del Teatro EDP cuenta con la mayor parte del aforo de la sala, ofreciendo a los visitantes una distribución en 26 filas con pasillo interior. El patio de butacas se encuentra situado en la planta baja del recinto. Todos los asientos del patio de butacas ofrecen una visibilidad muy buena del escenario, por lo cual todas las butacas tienen el mismo precio.
El teatro cuenta también con un anfiteatro situado en la planta superior. Está dividido en dos zonas, quedando una encima de la otra. El aforo del anfiteatro es inferior al de la platea, pero la visibilidad y acústica también es muy buena, sobre todo desde las 3 filas del entresuelo. Se trata de una de las zonas preferentes del teatro, junto con el patio de butacas, por lo que los precios de las entradas son más elevados que en el resto del anfiteatro. En cambio, la otra zona del anfiteatro, es la más alejada y con menor óptica y acústica del escenario, por lo que los precios de las localidades de las últimas filas son más baratos.
Habitualmente, las zonas con mejor visibilidad y acústica de los espectáculos son el área central del patio de butacas, sobre todo desde la fila 4 en adelante. Aunque, como es lógico, en las últimas filas la visibilidad es menor. Lo más recomendable es comprar un asiento en una butaca central, ni muy cerca del escenario, ni tampoco demasiado lejos. Si por el contrario, prefieres disfrutar el show desde una óptica diferente y más elevada, las 3 primeras filas del entresuelo también proporcionan una visibilidad y acústica muy buenas del escenario. De hecho, es más recomendable sentarse en las primeras filas del entresuelo que en las últimas de la platea. En estas primeras filas del entresuelo se tiene una de las mejores perspectivas para apreciar el desarrollo de la acción.
*El horario puede estar sujeto a posibles modificaciones.
La actual calle de los teatros antes era la calle de los cines, y nuestro Teatro EDP Gran Vía fue el primero de ellos, abriendo sus puertas en 1914 llamados los Cines Gran Vía. Estos fueron derruidos para construir la famosa calle que ahora lleva el mismo nombre. En 1944 se creó un nuevo cine, siendo la época dorada para este arte, ya que los estrenos de la taquillas norteamericanas y las producciones nacionales llenaban todas las semanas las salas de los 13 cines que adornaban la calle principal. La primera película que se proyectó en este nuevo cine fue El rey de las finanzas de Ramón Torrado.
Para la reapertura del teatro se contrató al arquitecto Germán Álvarez de Sotomayor, quien ideó un teatro racionalista que ocupó parte del conocido Mercado de los Mostenses. Para su creación se invirtieron 6 millones de pesetas, de las cuales un poco más de la mitad de dedicaron a la decoración. Ya que los cines de la época recordaban a pequeños palacios, pero hechos para el público común, haciéndoles pasar por nobles, por al menos el tiempo que duraba el film. Esto se ve claramente representado en este teatro por las lámparas de la entrada y el cuidado interior. Este nuevo cine se convirtió en todo un éxito, siendo uno de los más importantes de Europa. El primer uso teatral del local se dio entre 1947 y 1950, pero de todas formas, siguió compatibilizándose con la utilización como una sala de proyecciones.
Finalmente, a partir de 2004 se dedicó únicamente al teatro con la apertura del Teatro Compac por parte de la empresa Smedia. Convirtiéndose en un local de referencia para ver obras teatrales, espectáculos de humor, danza, flamenco, pero sobre todo, musicales. Ahora, tras un acuerdo con la empresa EDP HC Energía, al recinto se le cambió el nombre por Teatro EDP Gran Vía. Esta nueva andadura de la sala se estrenó con la ópera Rigoletto, por la Compañía Festival Lírico junto a la Orquesta Filarmónica Mediterránea.
A lo largo de la historia del teatro se han representado miles de producciones llenas de un público que suele repetir. Además, continuamente busca la innovación, al ser de las primeras en apostar por las películas Sing Along (películas con formato karaoke, en las que el público canta y baila, motivados por unos animadores, mientras se proyectan) como Grease o el último gran éxito de Hollywood La la land, siendo ideal para esta sala, al ser la combinación perfecta entre el pasado representado por el cine y el presente, que se ve en las puestas en escenas que tienen lugar mientras se visionan. Pero, el Teatro EDP Gran Vía tampoco se olvida de los grandes clásicos, por sus tablas ha pasado Madame Butterfly o El lago de los cisnes, interpretada por el Ballet Clásico de San Petersburgo.
La localización de este recinto es insuperable, al estar situada en el numero 66 de Gran Vía, entre la Plaza de España y Callao. Además, está muy cerca del barrio de Malasaña y de la Plaza Mayor. Por eso es el lugar ideal para hacer turismo por el centro de Madrid, para ir a tomar algo después de la obra o comer el clásico bocadillo de calamares. Para llegar hasta aquí hay múltiples opciones: