Categorías
Música

Entrevista Kase O: «Lo que me bloqueó no fueron las expectativas, fue mi propia autoexigencia.»

Nunca ha debido ser fácil vivir con la denominación de maestro a tus espaldas. El arte, la presión y la ambición son armas tan poderosas como ambivalentes. Supongo que será de esa mezcla peligrosa de la que han acabado emergiendo, como producto de alquimia, algunas de las mejores canciones de rap de España.

Kase O no es sólo un icono del hip hop en Español. Es todo un universo artístico a descubrir, donde la espiritualidad, los recuerdos de farras postadolescentes y el continuo inconformismo respecto a uno mismo conviven entre voces y samples. Propenso en los últimos tiempos a la metafísica y la reinvención, Javier Ibarra acaba de presentar El Círculo: un disco con una fluidez que lo renueva, aunque siga siendo el mismo. Versos meditados, sentencias axiomáticas. Oírlo produce esa mezcla entre placer y alegría que provocan las cosas bien hechas, con cuerpo, con alma.

Charlamos con Kase O para que nos cuente qué hay detrás de todo esto. (Recuerda que Kase O ya ha colgado el sold out para muchas ciudades de su gira, pero todavía puedes conseguir algunas entradas aquí.)

kaseo-1


«Hace mucho tiempo que decidí / que este mundo no estaba hecho para mí / así que bienvenidos a este círculo / en el que hago lo que me sale de los huevos».

Pocas rimas podrían ser tan reveladoras como ésta, presente en la intro de El Círculo. Javier es el maestro, es el señor, y está claro que sólo él dicta las normas de su música. Y para muestra un botón: el disco viene cargado con 17 nuevos temas, formando un trabajo completo y heterogéneo con el que el zaragozano dice haberse quedado más que a gusto. Detrás de este lanzamiento: dos años de muy intenso trabajo, dos años de esfuerzo y dudas, de sufrimiento.

Parte de la culpa de este gestar tan lento lo ha tenido la presión. Ser un icono del rap “es un arma de doble filo», nos cuenta Javier:

“Todos los artistas querrían que la gente estuviera esperando su obra, pero a la vez es una losa muy grande. Incluso en la vida personal hay que luchar todos los días por estar abajo, con los pies en el suelo, y cuando te cruzas con gente que te dice halagos todos los días es difícil. Tú te puedes llegar a pensar que eres un superhombre y que eres mejor que los demás. Es una lucha diaria desde hace tiempo, de bajar, y de bajar, y de bajar… En cuanto al rap también también he tenido el mismo desafío: el de quitarme la losa de que era el mejor y de que todos los ojos estaban fijos en mi. Así no podía crear, es imposible con esa percepción”.

Javier Ibarra es sincero. Cuando le preguntamos si la presión y circunstancias personales le llevaron al bloqueo, no duda en mostrarse completamente humano:

“Claro que me bloqueé, no sólo por la percepción de la gente sino por las voces de mi cabeza, que eran todas negativas, y que no supe gestionar. ‘Todo va a salir mal, ya no molas…’, me decía. Ninguna frase que escribía me gustaba. Fueron meses y meses de puro hastío, de llegar a negarme y decir que no lo sacaba. Sentía que lo hacía para la gente, y me preguntaba ‘¿Qué pasó con cuando hacía letras en mi casa con quince años? ¿De qué estamos hablando ahora? ¿Qué tienes que hacer, volteretas en el aire?’ Entonces poco a poco fui acallando esas voces, trabajando mucho, pasando muchos días frente al papel currándome ritmos. Me puse una fecha, y con la presión, ya pude hacerlo. Tenía tanto trabajo que las voces dejaron de oírse, porque sólo podía pensar en grabar y en entregar el disco a tiempo”.

“Pero el problema no es la gente ni sus expectativas, es la autoexigencia. Por el canon de la música para mí. Cómo tiene que sonar la música, las rimas, qué tienen que decir, su contenido. Yo tengo mis cánones y mis ideales para todo eso, y son los más altos, por supuesto”.

Este trabajo ha llegado como agua fresca en un verano demasiado largo. El Círculo nos evoca años de adolescencia y colegio, cuando todavía escuchábamos maquetas en un casette mal grabado y teníamos acné. Hoy, la generación que lo descubrió hace quince años es misma que está reproduciendo non-stop el último disco del zaragozano en Youtube, y no se cohibe en alabanzas o agradecimientos. Le preguntamos cuál es la receta:.

“Pues es el trabajo duro, hermana. El curro que me he pegado estos dos años. No es normal el nivel mental y pasional que le he tenido que meter al disco. Esa es la única receta, no he hecho milagros ni sale solo. Es mi pasión y le he puesto todo el alma. Y eso la gente lo sabe reconocer”.

kase-o4

Una de las herramientas que Javier ha encontrado ha sido la música. Para seguir, para continuar, para divertirse y terminar de dar forma a un disco muy complicado. Aunque siempre ha producido en cierto modo, nunca había recaído sobre él la responsabilidad completa de crear sus temas. Y ahora las canciones suenan más que nunca a Kase O:

“Encontré una nueva vía de expresión. Ponerme a producir yo mismo fue mi gran solución, porque los ritmos que me llegaban no me inspiraban, no eran la estética que buscaba… era incapaz de expresar los sentimientos que buscaba. Entonces, en mitad del proceso creativo aprendí un poquito a producir, me compré un par de programas y empecé a toquetear el piano. De pronto, empecé a encontrar esos acordes emotivos, los colchones perfectos para lo que yo quería expresar en cada y canción. Y…es más divertido. Es mucho más divertido hacer la música que hacer las letras, que tienen mucho más peso, más responsabilidad y más carga. En cambio la música no tiene toda esa responsabilidad, es para mí como un juguete. Por ese lado me lo he pasado bien en la producción y he salvado el disco, que es personal de esa manera. El resultado es una visión de la música muy mía, por eso muchas canciones son más mías, porque esos acordes me han salido del corazón.”

¿Vas a seguir por ese camino? ¿Componiendo?

“Pues sí, mira, justo me pillas aquí en el estudio, que yo pensaba que no iba a bajar en meses y aquí estoy otra vez enganchado haciendo movidas nuevas, macho. No sé si serán para mí o si se las regalaré a quienes les gusten. Es como un hobby, ¿sabes? Pasan las horas muy rápido haciendo música. Yo ya había producido, pero con programas que no sonaban bien y siempre con ideas que luego le traía al Rumba. Ahora he aprendido a controlar más. Antes trabajaba buscando samples, ahora con estas tecnologías puedes ponerte tus sonidos y es que es un divertimento”.

«Según acabé el disco me dije, además: “a ver si no paro otra vez cinco años y me quedo en la sequía”. Y efectivamente, no hace ni 15 días que entregué El Círculo y aquí estoy otra vez, haciendo creaciones y pasándomelo bien».

En las últimas creaciones del rapero, se nota una progresiva importancia de los conceptos metafísicos en las letras: la eternidad, la esencia o el espíritu han relegado las rimas más desvergonzadas a un digno segundo plano. Le preguntamos a Javier a qué se debe.

“Yo siempre he tenido mi relación con Dios, y en algunas canciones pasadas se ha dejado entrever mi espiritualidad y otros conceptos. Pero ahora he leído mucho más, tengo más claros -aunque tampoco tan claro, ríe y aclara-, mis pensamientos. Tengo reflexiones que me gustan, que me agradan, ya no giran sólo en torno a Jesucristo o toda esa parafernalia cristiana que me enseñaban de crío. He ido evolucionando y adaptándome, pero sigo siendo amigo de Jesús y no reniego de él. Y esto de la espiritualidad es que es estar en contacto contigo todo el rato, preguntándote a ti mismo cómo estás, cuál va a serla siguiente acción que vas a hacer en cinco minutos, si realmente es lo que quieres hacer o es otra cosa, si estaba tomando decisiones correctas conmigo mismo y con mi manera de ser, pero para eso hay que estar todo el rato pendiente. Hasta cuando vas a mear te preguntas cómo estás. Y no es fácil, yo que soy tan desordenado me gustaría tener una disciplina de meditación, mis tres momentos diarios y tal, peor bueno. Siempre saco algunos momentos de soledad, en los que me hago preguntas”.

«Recuerdo un libro que me gustó mucho, Conversaciones con Dios, que ofrecía una imagen distinta del cristianismo. Me cambió bastante y me liberó de ciertas cargas, como la culpa y otrass cosas con las que no quería cambiar. Aún así están latentes en mi, son una carga continua.»

Pero no nos pongamos demasiado serios: aunque en menor medida, en El Círculo también encontramos fiesta. Hay jarana y mucho alcohol, como en la divertida Viejos Ciegos:

“En el pasado el alcohol fue una gran fuente de inspiración, de solución y evasión. Ponerse ciego ayudaba, estoy hablando de muy joven. Ahí han quedado los temas: que si “Ballantines”, que si “Trae ese ron”…los discos de Violadores son muy alcohólicos realmente. Pero de un tiempo a esta parte ya no está tan presente en mi vida, tengo que hacer una canción de recuerdos.”

La política también tiene un sitio en el disco. Reímos con Interludio Risoterapia, y «Esto no para» puede llegar a revolverte las tripas, en un escenario repleto de conceptos como la dignidad y el humanismo. Le preguntamos a Kase O sobre política. ¿Hay demasiado partidismo en nuestro país? ¿Pecamos de mucho panfleto y pocas ideas?

“La percepción que tengo es esa, con el ruido que hacen los medios. La gente vota porque no tiene remedio, porque no tiene dónde elegir. Lo que tendría que hacer la gente es no votar, o votar nulo, que es lo que muchos acaban haciendo, parar y decir: ‘no me gusta nadie’. Si salieran un millón de votos en nulo pues empezaríamos a hablar, estaríamos militando dentro de esta democracia, con tanto valor que tiene el voto. Ese voto es la gran arma, aunque tampoco se use mucho. Pero porque está España muy dividida desde hace mucho tiempo. El panorama está difícil, la verdad.”

Si Gabriel Celaya bien decía que “la poesía es un arma cargada de futuro”, Javier no le contradice. Nos cuenta que la música puede ser una herramienta poderosa, pero jamás debiera nacer concebida como tal:

“La música aporta muchos valores a la sociedad. Cambia conciencias, abre puertas. De un tiempo a esta parte yo transmito un mensaje que trata de ser positivo, sin crear oscuridad, maldad ni falta de respeto. Sí, la música mueve conciencias. Pero tampoco hay que sentarse a escribir pensando que vas a cambiarle la vida a alguien. Yo me siento a escribir para mí, para vaciar mi mente y soltar lastre. Si dentro de eso hay gente que me guiña un ojo, perfecto. Pero hacer el proceso contrario es el equivocado, enviar un mensaje porque pueda gustar o porque esté de moda. Pues bueno, esto es respetable pero no va conmigo”.

kase

Los tiempos cambian, el rap también. Preguntamos al zaragozano qué piensa del rap de nueva generación, de los chavales que aprenden ahora en los parques como él hizo en su día.

“Creo que la esencia es la misma, sólo que los tiempos y las tecnologías son otras. Gracias a Dios las cosas evolucionan, y menos mal que cambian y que no siempre es lo mismo. Yo no estoy en contacto con los chavales tampoco ni con la nueva escuela, pero cuando entré yo también era la nueva escuela y me parecía que lo viejo era una mierda y que lo nuevo era lo mejor. Eso sí, por ahora yo no me veo en esas estéticas. Puede que algún día haga una colabo, yo que sé, por experimentar, pero tampoco me desagradan ni veo que tengan que estar enfrentados el sonido clásico con el nuevo. No tengo guerras con eso, la verdad. Cuando se hacen las cosas con respeto pues todo va bien. Ya si te faltan al respeto llega la molestia: la gente se expresa muy mal en internet, y muchas veces opina de cosas que ni siquiera conoce. Y los que arman el jaleo normalmente son muy pocos, y muy ignorantes”.

¿Y qué pasa con «Basureta», ese tema brutalmente abierto y sincero que te rompe los esquemas? Cuando realizamos esta entrevista, todavía no habían surgido discrepancias ni acusaciones de plagio por parte de Lechowski. Pero Javier ya nos adelantaba esto:

“No fue un tema difícil de hacer porque yo escribía mucho cuando lo creé. Durante ese proceso tenía una especie de diario, donde iba apuntando todas mis meteduras de pata y todas mis idas de olla. Al componer, sólo necesité acudir al diario y ver toda la ponzoña que había ahí. Al principio iba a llamarlo «Basureta» porque sería una recopilación de letras sueltas que no habían entrado en ninguna canción, restos de frases incongruentes entre ellas. Pero en el proceso empecé a rimarlas y, echando un vistazo a los cuadernos que ya salieron todas las frasazas. Le eché huevos y acabé por confesarme ahí”.

¿Y qué le dirías Kase O a su yo del pasado? ¿Al chaval que con apenas 13 años ya empezó a escribir canciones?

«Buah, pues no sabría qué decirle. Estaría agradecido de que empezara con ese vicio de escribir y de leer, agradecido de evolucionar, y de haber hecho buenas rimas y buenas canciones. Y aún más que voy a hacer, claro».