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‘Cabezas de cartel’ o cómo reflexionar sobre la industria teatral con tanto arte

Celia Nadal y Javier Manzanera, la pareja de cómicos en la Sala Lola Membrives del Teatro Lara

¿Cuál es el fin último del teatro? Históricamente, el teatro siempre ha sido ese espejo en el que se reflejaba y, por consecuencia, se cuestionaba la vida humana. Establece, casi de forma determinante el bien y el mal en lo que al ser humano y a su vida se refiere. Sin embargo, ¿quién cuestiona al propio teatro? ¿Se cuestionan los del gremio a sí mismos? ¿Son coherentes? Y, ¿consecuentes?

Cabezas de cartel es más contenido que continente. El caos en su sentido más amplio como hilo conductor de todo un recorrido por el proceso creativo que supone producir una representación teatral desde cero. La que promete ser toda una crítica a la propia industria nos adentra en el ensayo de ‘Cimarrón, una obra que trata de romper con lo establecido y estampar su propio sello en una reflexión que pone sobre la mesa aspectos que puede que todos piensen, pero que solo unos pocos valientes son capaces de verbalizar y subir a un escenario.

¿Hacia dónde se encamina el teatro de hoy? Levantarse contra lo que nos es impuesto y asumir que, ser conocido o famoso no es ser artista. El artista es el que interpreta, pero sobre todo el que transmite. ¿Y el arte? El arte es la capacidad de crear, y estos dos en escena han creado. Y mucho.

Celia Nadal y Javier Manzanera quieren elegir de qué arrepentirse, y deciden no hacerlo nunca de no haber perseguido su verdadera pasión. Ella es un ataque de expresividad y energía constante, la parte más racional de la historia con unas aspiraciones que bailan entre la pasión, el beneficio e incluso la supervivencia. Él, por el contrario, se muestra como revolucionario y cómodo a la hora de nadar a contracorriente. Fiel, ante todo, a unos ideales que abogan por no venderse nunca a “esa industria” qué tantas páginas ocupa en su obra, y tantos quebraderos de cabeza le ha producido. Ambos, cercanos, queridos, pasionarios y enfrentados en una dicotomía que, muy a nuestro pesar, se presenta en numerosos aspectos y situaciones de la vida, y que no es otra que: ¿razón o corazón?

 

Deciden poner las circunstancias a su favor y, ¿qué mejor manera de hablar de teatro que en el propio teatro? Puede que muchos piensen que esto no va a interesar a nadie, pero las butacas se llenan y su público aplaude, se ríe y rinde ante la maestría de este dúo sobre el escenario.

Cabezas de cartel es la historia de unos valientes que deciden romper con lo establecido y apostar por cuestionarlo todo. Incluso a sí mismos. Unos personajes que bailan con lo que es y no es el teatro, que disfrutan entre contradicciones, misterios, certezas y asumen lo bonito y difícil que es ponerle límites al arte. Apuestan por lo suyo y se emocionan al defenderlo. Se ven así mismos en el espejo y, por supuesto, se gustan.