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‘Tick, Tick… Boom!’: hay muchas formas de estallar

El Gran Teatro CaixaBank Príncipe Pío apuesta por un musical innovador y revolucionario

30. Los años que tenía Harrison Ford cuando le dieron su primer papel importante como secundario en ‘American Graffiti’: y de ahí a la historia del cine. 33. La edad que tenía Jan Koum cuando desarrolló Whatsapp, la aplicación por excelencia. 32.  Los años de J.K. Rowling cuando publicó ‘Harry Potter y la piedra filosofal’, la primera novela de una de las sagas más importantes hasta hoy. Hay vida después de los 30, y quien diga lo contrario, miente.

(…) como si los 30 fuesen una barrera imposible de franquear.

Aceptar que nuestro tiempo se acaba es probablemente el mayor de los retos al que se enfrenta el ser humano. A contrarreloj, sentimos como se esfuman nuestros sueños, y la frustración y la sensación de fracaso se apoderan de nosotros como si los 30 fuesen una barrera imposible de franquear. Como si no existiese margen de maniobra. Como si la resignación fuese la única opción. 

Sin embargo, en un mundo en el que imperan la ansiedad y el estrés, donde está de moda no arriesgarse y no salir de la zona de confort, hay quienes deciden aferrarse a sus sueños. A pesar de que estos suenen en nuestra cabeza como la cuenta atrás de una bomba dispuesta a estallar en cualquier momento. 

Jonathan Larson (Daniel Diges), Michael (Julian Fontalvo) y Susan (Anabel García) son solamente tres más de los tantos que en los años 90 eligen Nueva York como destino para probar suerte en el mundo de lo musical, lo dramático, lo artístico. Tres más que reflejan el sino al que la mayor parte de ellos está abocado. El destino al que solo los más valientes se enfrentan. 

Michael, quien prefiere rodearse de lujos para no hacer frente a una realidad que lo persigue de forma casi aterradora. Susan, quien no ha dudado en bajar el listón de sus sueños para poder considerarse más feliz. Jonathan, quien se agarra a sus sueños, se atrinchera y se prepara para todo lo que venga: el aspirante a compositor que trabaja de camarero en Nueva York mientras escribe lo que espera que sea el próximo gran musical americano.

Un espectáculo que, con solo un piano, una buena banda y tres actores, crea la más especial de las historias.

Hay ocasiones en las que hasta los acontecimientos más inesperados acaban sucediendo. O si no que se lo digan a algunos como Jonathan Larson que, en el mismo lugar en el que sólo triunfan las fórmulas repetidas de Broadway, consiguen que gane lo revolucionario, lo innovador, lo especial. 

Fue la película de Netflix estrenada el pasado 2021 protagonizada por Andrew Garfield ‘Tick, Tick… Boom!’ la que abrió la veda y dio paso a un espectáculo que, con solo un piano, una buena banda y tres actores, crea la más especial de las historias.

Si algo se escapa de toda razón y entendimiento es el hecho de que nunca podremos hacer nada contra unas agujas del reloj que avanzan incesantes a nuestro paso. Quizá, lejos de huir, debamos hacer frente y dejarnos llevar por ese ‘tick’, ‘tick’, ‘tick’, tan caprichoso y sobrecogedor que retumba en nuestra cabeza. Puede que perderse de la forma más inesperada sea el comienzo de la gran historia de nuestra vida. Y la única forma posible de estallar.