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Entre la zarzuela grande y la opereta bufa de inspiración francesa vuelve a Madrid, para deleite de todos, ‘La Gallina Ciega’. Esta obra de Fernández Caballero se subirá al escenario del Centro Cultural de la Villa Fernán Gómez durante este mes de mayo, como parte del ciclo bautizado como “Zarzuelas de Cámara”.

Todos los días de martes a domingo desde el 21 hasta el próximo 31 de mayo, esta pequeña joya del siglo XIX se representará en la Sala Girau del Centro Cultural de Las Villa. Toda una apuesta por nuestra tradición musical que busca consolidar un género tan desconocido como brillante. Consigue ya tu entrada para La Gallina Ciega a través de Taquilla.com .

Si existe una espinita clavada para la música del siglo XIX en nuestro país esa es, sin ninguna duda, el intento de crear una ópera de sello nacional. Bajo la influencia de las grandes líricas europeas e impulsada por notables autores, la zarzuela se erigió desde finales de siglo como el gran propósito español. Surgieron ilustres producciones en tres actos de orquestas consistentes y abundante parafernalia castiza que coparon todas las carteleras. Sin embargo, la hermana pequeña de ésta también se multiplicó llegando a un público todavía más amplio: hablamos del “género chico” y las “zarzuelas de cámara”.

El Centro Cultural Fernán Gómez quiere recuperar estas obras de arte empacadas en pequeño formato. Dentro de su ciclo “Zarzuelas de cámara” llega este mes ‘La gallina ciega’, para intentar lograr un objetivo más que loable: devolver a estas pequeñas piezas el esplendor que un día tuvieron y el reconocimiento social que siempre se han merecido.

Estrenada en 1873, ‘La Gallina Ciega’ es un perfecto ejemplo de nuestros productos mestizos que se movían entre la zarzuela grande romántica y la opereta bufa, aunando comicidad y belleza en cada uno de sus números. Diálogos frescos e intriga, dúos de tiple y tenor, un dúo con ritmo de habanera y hasta un cuarteto (“de los idiomas”) de inspiración Rossiniana se desplegarán sobre el escenario de la Villa, demostrando que las obras olvidadas no siempre merecieron justicia.